El mundo está lleno de marcas intrascendentes. Marcas que, como estrellas fugaces, se van sin dejar huella. Pasan, destellan y se olvidan.
Otras pocas desprenden un brillo especial y se ganan un espacio en nuestras vidas. Nos facilitan las cosas. Nos escuchan. Nos ayudan y nos guían. Marcas con un propósito más grande que ellas mismas que nos iluminan el camino. Que hacen de lo común una experiencia inolvidable. Esas son las que perduran.